Ella estaba sentada sobre el suelo, a la entrada de la cocina, descalza, mientras la observaba.
- …Le regaló un anillo de doscientos euros.
- Pero… ¿eso es posible? ¿Es posible amar a una persona por tanto tiempo? No lo entiendo.
- Siempre piensas del mismo modo…
- Amar a alguien por más de 40 años es imposible. Eso es solo algo pasajero. ¿sabes?
Siguieron ambas en silencio.
- ¿Esta tarde no estás en casa, verdad?
- No, pero me sorprendes.
- ¿Por qué?
- Porque nunca te preocupaste por mi y sueles olvidar mis horarios. No recuerdas nada sobre mi, ni mis gustos, ni mis pensamientos, ni sabes nada tampoco de mi forma de ser. Nunca te moelstaste en preguntarme ni preocuparte por mis gustos ni mi día a dia. No me conoces en definitiva, y hoy has recordado que por la tarde no estoy.
- Siempre me preocupo por ti, aunque tu no te des cuenta.
- Ya, claro… te preocupas por mi. Igual que hace todo el mundo… .- Le respondió con tono triste. Sus ojos empezaron a mojarse. De repente notó dos brazos a su alrededor. Por primera vez, desde que tiene uso de razón, notó como ella le abrazaba. Pero ya era demasiado tarde para fingir su preocupación. No necesitaba a nadie para ser consolada. Si nunca la abrazaste hasta hoy, si nunca lo hiciste cuando te estuvo esperando todo este tiempo, ahora no lo intentes.
En ese momento le entraron ganas de regalarle algo. Te haré el regalo más caro y más bonito que jamás hayas visto, para que no sientas envidia, pero junto al regalo te escribiré una nota:
“Porque pese a nunca recordar mis gustos, ni preocuparte por mi salud tanto física como emocional, porque pese a nunca haberme apoyado en nada, y pese a restringirme tanto, sigues siendo quien eres.
Gracias por no darme ni una sola caricia todos estos años.”
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